miércoles, 15 de enero de 2014

NUESTRAS RAICES Y LA CREACIÓN



        Comenzamos este blog tras ver la falta de información en cuanto a esta religión se presenta; la cantidad de oportunistas que intenta aprovecharse de ella y continuar con el oscurantismo de esta es necesario erradicarlo; el gran desconocimiento de nuestro culto a nivel cultural, filosófico, religioso y ceremonial tiene que ser olvidado y todos debemos hacer en pos de que sea compartido. Es por ello, que queremos ofrecer un viaje de cerca por nuestras raíces, y así de esta manera el lector, el profano, el religioso y el sacerdocio llegue a un nivel más profundo de comprensión teológica de nuestro culto, de esta manera, contribuir en la expansión y la divulgación de este conocimiento milenario perdido, pero jamás olvidado.                     
                                                     



       El Origen de la religión yorùbá data sobre el año 5.000 a. C, encontramos rastros arqueológicos de esta cultura a lo largo y ancho de diferentes países de Asia y Africa. Hablamos de una sociedad proto- yorùbá prehistórica, con altos niveles tecnológicos y artísticos, que fueron emigrando. La historia nos cuenta que en sus migraciones el pueblo yorùbá habitó una región en Nubia en el antiguo reino de Kush situada a lo largo del Nilo, entre sur actual de Egipto y el norte de la hoy actual Sudán, lo que abarcaría  parte de los territorios de la antigua Abissinia “Etiopia”3.000 a.c (comprendida entre Nubia, sudán, Etiopia actual, partes del desierto de Libia, Yemen y Somalia) nombrada por los antiguos como “La Tierra de los dioses”. Los egipcios llamaban a los yorùbás Nehesyw (negros); Erastótenes escogió el termino Nubai (nubios) y romanos y griegos les denominaron (Etíopes) ó los del rostro quemado.  Mucho se ha hablado de el inicio de la tradición yorùbá, un ejemplo de esto lo es el étnologo alemán Leo Froebenius, quien en uno de sus trabajos de investigación nos dice:


"Es probable que los Yorùbá no fueran originalmente de sangre
negra".


       Esto es sugerido por el explorador, debido a que los yorùbá recorrieron Asia en un principio, y podemos considerar este continente como la patria original ó de partida de estos. La idea del explorador fue fortaleciendose por el hecho de que el nombre del Nemrod hijo de Cush, hermano de el bíblico Canaan, también llamado Nínus y fundador del Imperio Asirio Babilonio cerca del 2.189 a. C; fue introducido dentro de la mitología Yorùbá con el nombre del Rey “Lamurudu” padre este del legendario Oduduwa “Guerrero” del cual nació la estirpe en la tierra de los Yorùbás, de los diescisés reyes descendientes, que  hoy en día son el linaje tradicional de la Religión Yòrúba en Nigeria. Este nombre con el que los Yòrúbas denominaron al conocido Rey histórico, resultaría ser una figura destacada y a tener en cuenta de esta mitología. Hay historiadores que consideran a Caldea como la patria original de los Yorùbás, por la gran similitud con la cultura semita, sus costumbres y su lengua que también era de alguna manera ceremonial y ritualistica, como por ejemplo la palabra “ Zi” que significa “vida” en sumerio; en Yorùbá “Si” es vida. También las similitud en el culto a los ancestros donde eran adorados y representados mediante piedras, ya que para el Yorùbá en estas habitaban los Òrìsàs y los espiritus de los antepasados. Todo esto sumado a artes como lo era la elavoración del oro que en diferentes tribus de este territorio fue considerado un arte sagrado y elevado.


       El pueblo Tribal Yòrúba tardaría más de ocho siglos para establecersen en lo que hoy sería la actual Nigeria; las tribus yorùbás llegaron el norte del rio Níger durante el primer milenio de nuestra era, posiblemente victimas de la dura sequia que se presento en el norte del continente Africano hace 2.500 años, donde sus habitantes se vieron empujados a emigrar hacia el sur, en dirección al Golfo de Guinea. Los Yorùbás hicieron de Ifé una ciudad santa y su lugar de peregrinación posiblemente porque Nigeria fue el primer país habitado en el paleolítico inferior hace casi 250.000 años.



       La religión que fue llamada Osha - Ifá en tierras Yorùbás, comenzó a transformarse con el paso del tiempo, los diferentes ápices culturales y los sucesos extraordinarios de este en nuevos cultos, como los es un ejemplo el sincretizmo que se hace con el catolicismo y el espiritismo Kardesista, adoptando el nombre de Santería ó diáspora, sincretisando los Òrìsàs con los santos de la Religión Catolica y el espiritismo de la revolución Kardesista, con el culto a los antepasados Eggungun. También en diferentes partes de latinoamerica se desprendieron otros cultos de la corriente de estas las familias Bantú esclavisadas “Más de 400 grupos étnicos africanos” casi cien millones de esclavos de pueblos de tradición Yòrúba que mezclaron sus conocimientos de los Òrìsàs, con el conocimiento chamanísticos de los pueblos indígenas de la Gran Nación Tupí que encontrarón esclavisados y en sus mismas condiciones en estas nuevas tierras, esta nueva religión fue llamada en Brasil, Candomblé.

Esclavizados en Latinoamerica encontraron una alianza espiritual con estas culturas indígenas por la similitud de sus corrientes espirituales. De estos grupos se desprendieron grupos religiosos como lo es la Umbanda, el Santo Daime y el Kimbanda. Muchos de estos esclavos desplazados hacia el nuevo mundo, entregaron su vida y su libertad, para mantener esta filosofía hermética antigua perenne de cierta manera, muchos secretos africanistas no fueron revelados en el nuevo mundo, pero pese a las grandes dificultades culturales y sociales de la época, que venían de mano del extremismo religioso ocacionado por la inquisición en aquel entonces, sumado a la diversidad lingüística de los pueblos esclavos y sus culturas, mucho de este conocimiento se transmitió tan solo de manera oral a través de una difícil trama lingüística que se creo para que los esclavos de diferentes tribus llegasen a entenderse entre si.



Los seguidores de IFÁ Creemos en un SER único Olódùnmàrè, creador de todo lo existente; de Quien partieron varías energías, Ímólè, servidores encargados de tareas especificas para culminar su obra, herramientas para crear el mundo Ímólè  que podemos dividir en dos grandes grupos (Igbaìmólè e Irúnmólè). Los Igbaìmólè, son las primeras 200 primeras divinidades que salieron de la mano derecha e izquierda de Olódùnmàrè, nunca vinieron al mundo, ni encarnaron como los hombres. Se mantienen hasta el día de hoy en la cámara celestial de Olódùnmàrè y son los que forman el Consejo Divino. Seres espirituales que guiaban todo lo creado, anteriores a la existencia del mundo material. Forman parte de la energía incondicional de Olorun (El Sol) manifestando los distintos elementos y fuerzas del cosmos. Al final de la creación estos Igbamólè adormecieron, y aparecieron los Irúnmólè. 

La palabra Irúnmólè se traduce como, Poder o Energía Suprema. Los Irúnmólès, son los 400 Òrìchàs divinidades o energías Supremas creadas por Olódùnmàrè, que vinieron al Mundo cuando el hombre aun no había sido creado. Guiadas por Oggún. Estas 400 divinidades, fueron los primeros seres en bajar a la tierra, buscando cada uno, un lugar de la naturaleza para refugiarse. Seres superiores, que podrían convivir en el planeta tierra junto al hombre, una vez este fuese creado, sin causar su extinción. Se les denominan también, Okànlérínwó Irúnmólè. 

Ellos viven en la tierra (Aiye) junto con nosotros, necesitan de Èsù deidad con la que suman 400+1, mensajero de las divinidades Ímólè y Olódùnmàrè, es también intermediario del genero Humano y estas. Los Òrìsàs ancestros, fueron elevados y coronados, completaron su destino una vez como seres Humanos y fueron elevados al Ogbà Itero (El domicilio de la paz y el paraíso) en recompensa por su esfuerzo. Los Irúnmólè están presentes cuando nuestra cabeza se desalienta de nosotros (Modakeke) cuando no pensamos de manera correcta y con claridad.

Los seguidores de la OCHA IFÁ creemos que estamos conformados por una trinidad, Emí (Espíritu), Orí (Alma) Ará (Cuerpo). Que a Orí pertenece todo el aprendizaje y la sabiduría de las otras encarnaciones, y que esta se mantiene cerrada de manera hermética a la conciencia de las personas, hasta una vez  llegado el momento de su muerte; o por el contrario esta, se encuentra potenciada, en personas con grandes capacidades psíquicas. Emí, es el dialogo interno o lo que bien podríamos denominar conciencia. Cuando morimos Emí y Orí se hacen uno, separándose del cuerpo (Ará) creando entonces dos posibilidades para su destino. La primera, volver al la tierra (Aiyé) transformado en un Espíritu (Eggún) y esperar La reencarnación (Atùnwá); ó segundo, Dirigirse camino al cielo (Aragbá Orún), y llegar a ser un habitante del cielo (Ará Orún) junto a los Òrìchàs. Para saber que destino será el elegido, se mide que tipo de ser humano a sido durante su periodo de tiempo en la tierra (Aiyé). Si un Omoluador (Un hombre digno en su vida y de Espíritu bondadoso) o si por el contrario, a sido un Ajogun (Un hombre de comportamiento indigno durante su vida y de Espíritu oscuro).

Ifáseye Òòsàkemi Àjé Baba Eje Ogbé. R. M. L
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